domingo, 24 de febrero de 2008

TU ERES EL AGUA VIVA (Ez 36,23-28)

Manifiesta tu santidad en mí,
tómame de entre los que me disperse,
recógeme de donde me perdí
y llévame de nuevo al corazón.

Tú eres el agua viva,
Tú eres el agua pura,

inúndame, inúndame
y todo se transformará en mí.




Mi tierra se abrirá a tu lluvia,
mis rocas ya no harán daño a nadie,

mis montes se harán camino, para todos.
Mi pasto abundante medicina será,

para todo el que coma de mí,
Yo seré Ia tierra que mana leche y miel.

Tú eres el agua viva,

Tú eres el agua pura,
inúndame, inúndame
y todo se transformará en mí.



Me darás unas entrañas nuevas,
mis rocas ya no harán daño a nadie, solo acariciarán.
infúndeme tu Espíritu, Señor,
y haz que se encariñe conmigo.
que quiera hacer morada en mí
y así tenga sabor a Ti,
entonces habitare en la tierra que es mía,

y yo seré tu pueblo y tu serás mi Dios.

Tú eres el agua viva,

Tú eres el agua pura,
inúndame, inúndame
y todo se transformará en mí.

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